Motivos económicos

Motivos económicos

“Mira, déjame en paz y no me preguntes lo que quiero. ¿Crees que los continentes se deshacen a pedazos por mi voluntad? ¿Crees que yo quería que acabasen así las cosas? Esto no es más, sencillamente, que la lógica de los acontecimientos ¿Acaso puedo yo intervenir en ello? Hice todo lo que pude. Hasta advertí a tiempo a la gente […] Les prediqué: ¡No deis armas a las salamandras, no les entreguéis explosivos! ¡Terminad ya ese vergonzoso comercio con ellas! Y ya ves el caso que me hicieron…. Todos tenían miles de objeciones exactamente justas, económicas y políticas, sobre el porqué no se debía hacer. Yo no soy político ni economista; por lo tanto, no pude convencerles. ¿Qué hacer? Quizá se hunda e inunde el mundo, pero, por lo menos, ocurrirá por motivos políticos y económicos reconocidos por todo el público y, desde luego, con ayuda de la ciencia, la técnica y la opinión general, cargado con todo el ingenio humano. No será ninguna catástrofe cósmica, sino, solamente, “motivos de estado, de poder, económicos y otros”. Contra eso no tengo ningún poder.”

Karel Capek. La guerra de las salamandras, 1935

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